CARTOGRAFÍAS PARA UN HOMBRE RECIÉN DESCUBIERTO

Creo que alguna vez escuché que JAVIER MARÍAS solía contar algo parecido a que, en la mayoría de las ocasiones, no hallamos los libros que nos interesan o que pueden cambiar nuestra vida, sino que por el contrario, son ellos mismos los que, azarosamente, nos buscan y encuentran, emergiendo como una tabla de salvación en mitad del océano.

Si la cita del escritor madrileño no era exactamente así, en todo caso, me gusta entenderla y recordarla de este modo (tal vez apócrifo) cuando alguna obra me sorprende y llega a mis manos, apenas sin avisar, para darme una nueva visión del mundo. Más aún en días tan extraños como los que nos toca vivir, en los que ese océano del que hablaba ha inundado cuanto nos rodea y nos vemos obligados a asistir a la liquidación -entendida también como venta con gran rebaja por quiebra o cierre- de todo lo que era sólido, por utilizar las certeras palabras que nos enseña ANTONIO MUÑOZ MOLINA en su libro homónimo.

No obstante, precisamente es en el reducto de las humanidades -esas que con su fuerza ética e intelectual defiende la pensadora MARTHA NAUSSBAUM-, el que nos queda para resistir tales embates que nos vienen de, como veremos, contrucciones y artificios que se nos impusieron como naturales -y por ende como necesarios- y que ahora se aprecian -justamente a la luz de la reflexión, la crítica y el razonamiento- como meramente contingentes y por ello susceptibles de cambio.

La pregunta es quid prodest. ¿A quién benefició el estado de cosas que ha imperado?

Todo lo anterior me sirve para situar uno de los últimos libros que me han encontradoy que me han servido para, desconcertame primero -arrojándome a la perplejidad del ciudadano que se siente injustamente privilegiado-, para más tarde abrirme paso entre el proceloso mar (de nuevo la acertada imagen líquida de ZYGMUNT BAUMAN) que todo lo invade y en el que cada vez más resultan precisas brújulas para navegar y navegarse en la constante, pero variable, incertidumbre.

Se trata de la obra del Profesor de Derecho Constitucional -amigo y maestro- OCTAVIO SALAZAR BENÍTEZ, titulada Masculinidades y ciudadanía. Los hombres también tenemos género.

Un ejemplar trabajo -profundo, reflexivo, sistemático, razonado e irónico a veces- que aborda cuestiones políticas, jurídicas, sociales, filosóficas, semánticas o culturales y ello porque las ramas del patriarcado se extienden sin fin en cualesquiera de los ámbitos de actuación humana, tiñéndolos de naturalidad -las cosas son así porque son así-. Pero además, al dejarnos derivar por sus páginas, también podremos disfrutar de (muchas y muy acertadas) referencias cinematográficas, de series de ficción (todo una sección del libro se titula MAD MEN), o de literatura (VIRGINIA WOOLF, muy presente, es todo un referente del autor), que se antojan islas en las que naufragar.

Comienza el libro con una introducción tan sugerente como su provocativa portada, que trata de situar al hombre frente al espejo. En este punto, el libro del Profesor Salazar construye un doble juego de espejos en el que esta tabla de cristal sirve tanto para reflejar y dar imagen de quien se sitúa frente a él, como para, al igual que en ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS y A TRAVÉS DEL ESPEJO, poder cruzar a un nuevo orden, una nueva construcción social donde la paridad sea la única e innegociable regla de vida en común. La democracia o será paritaria o no será, afirma categóricamente el autor.

El hombre y la mujer se hacen, cada cual es un proyecto genético, sí, pero sobre todo cultural e histórico, y así el autor pretende no sólo dejar constancia de que la masculinidad no es una forma de ser -esencia- universal y constante, sino un fluir cambiante y susceptible de adoptar múltiples y alternativas formas.

En este sentido, y siguiendo las enseñanzas del premio nobel AMARTYA SEN, podemos concluir que todos y todas somos diferentes, pero diferentes de un modo diverso, de tal suerte que son posibles infinitas y eventuales maneras de ser hombre -también, claro, de ser mujer-, de modo que el libre desarrollo de la personalidad (artículo 10 de la Constitución Española, C.E.) permite que cada cual sea agente y elija, asentado en los cimientos de la innegociable dignidad humana, su propio plan de vida.

La cartografía es, según el D.R.A.E., el arte de trazar mapas.

Un mapa tiene, al menos, dos utilidades: una actual y otra potencial: en primer lugar nos ayuda a conocer el terreno que pisamos, describiendo sus accidentes y recovecos; en segundo -y quizás más importante- lugar, nos sirve de guía para alcanzar un destino deseado. En este punto, y recordando las enseñanzas del filósofo JOSÉ ANTONIO MARINA, podemos concluir que el ser humano se caracteriza por crear proyectos -como el de la libertad, la dignidad, la igualdad- y tender hacia ellos, actuando, pergeñando hábitos que desembocan en futuros que antes se antojaron nolugares o utopías.

Con tal premisa Masculinidades y Ciudadaníanos sirve pues tanto como cartografía de las actuales y desdeñables estructuras patriarcales, como de “mapa del tesoro” en orden a alcanzar la igualdad material (artículo 9.2 de la C.E.) que es presupuesto y límite de cualquier sociedad realmente justa y de todo estado social y democrático de derecho cualitativamente digno de considerarse como tal.

Somos historia por hacer y por tanto nos queda todo por decidir, eso sí, tenemos el deber ético de conjugar nuestra ciudadanía en plural, pues la diversidad no sólo es un irrefutable hecho, sino también un valor, de tal suerte que cada persona, a su manera, pueda construir su proyecto vital, desarrollando sus capacidades en igualdad (material) y de acuerdo con su derecho a estar erguido (dignidad).

Culmina este imprescindible -no sólo para el jurista, sino para cualquier ciudadano o ciudadana que crea en la democracia o en esa moneda que va perdiendo su troquel que es la igualdad. La de verdad- e ineludible libro con una “agenda de los hombres por la igualdad” que incluye once propuestas, denuncias, reivindicaciones, defensas, apuestas y revisiones que se hacen inaplazables en orden a conseguir la hibridación de la igualdad material del hombre y la mujer en el espacio público-privado (un todo) compartido por lugares, afectos, pensamientos, encuentros, diálogos, renuncias, proyectos, causas, azares y luchas de cada persona, todas diferentes, pero de un modo diverso.


Creo recordar unas palabras del escritor GUSTAVO MARTÍN-GARZO que venían a decir “el mundo está mal hecho, le dice la protagonista a la abuela. Y esta le contesta: el mundo no está terminado de hacerse, nunca lo hace”. Masculinidades y Ciudadaníanos propone la cartografía de un hombre nuevo, recién descubierto, un mapa para tratar de ir re-construyendo un mundo cada vez mejor hecho.