Incluso en estos tiempos, fugaces -como los contratos de trabajo-, hueros -como las apuestas políticas- e impenitentes -como las hipotecas en mora-, conviene detenerse y recordar las palabras de LAMENNAIS, aquellas que aseguraban que DONDE HAY FUERTES Y DÉBILES [léase, en las sociedades desiguales e injustas], LA LIBERTAD [dígase, el mercado sin reglas (léase, regido por quienes habrían de verse regulados)] OPRIME [es decir, se consolida el dominio del poderoso sobre el desfavorecido, distanciándose aún más uno de otro] Y LA LEY [esto es, el consenso de la voluntad del pueblo en respeto de los parámetros de justicia] LIBERA [léase, garantiza la dignidad (el caminar erguido) del ciudadano].
La libertad sin opciones es mera mercadotecnia, un eslogan que nada tiene que ver con el valor supremo que, junto con la igualdad, la justicia y el pluralismo, habrían de sustentar nuestro estado social y democrático de derecho.