Tristes armas si no son las palabras. Tristes. Tristes.
Miguel Hernández
Cada asunto es único. Como si fuera el primero, como si fuera el último. Y por eso lo gestionamos y ordenamos de manera adecuada, eficiente y proporcional los diversos recursos, objetivos, costes, posibilidades y previsiones para cada caso.
Facilitamos una improrrogable respuesta inmediata al cliente tras un ineludible profundo análisis global del asunto.
Apostamos por la transparencia y la comunicación: constante información al cliente potenciando nuestra capacidad de relato inteligible.
Aspiramos a alcanzar un alto grado de conocimiento y entendimiento del cliente y su sector y ámbito de actuación: sus valores, sus expectativas, sus necesidades, sus potencialidades, sus debilidades.
Primamos la búsqueda de soluciones innovadoras y útiles para el cliente, atendiendo simultáneamente a los valores cívicos y de justicia para la sociedad.
Deseamos resultar proactivos –no meramente reactivos- e ir a la vanguardia del día a día del cliente. Prever situaciones o escenarios que le puedan afectar y plantear alternativas preventivas, sin perjuicio de soluciones paliativas para cuando resulte preciso.
Cuidamos nuestra profesionalidad en el tratamiento del secreto profesional y en la evitación de conflicto de intereses. Valores necesarios como la lealtad, la diligencia y la ética profesional son irrenunciables premisas sobre las que se desarrolla el ejercicio de la profesión.
Un aspecto innegociable resulta nuestra gestión del conocimiento. A la formación continua, y la constante reinvención sumamos nuestra voluntad de tender puentes con la Universidad y con otras sedes dedicadas a la enseñanza o la divulgación.
Conjugamos las inminencias y urgencias con los objetivos de sostenibilidad a medio y largo plazo, armonizando la mayor eficiencia en cuanto a atención y dedicación respecto de unas y otras.
La búsqueda de la excelencia y el espíritu innovador y de superación se han convertido en estos años en el motor del crecimiento como despacho, todo ello sin olvidar la naturaleza artesanal de la abogacía, nuestro compromiso social y nuestro deber de colaboración con la Justicia.